Abasto Magazine

November/December 2010

Abasto Magazine - Guía indispensable para el empresario hispano con noticias de última hora, consejos y directorio empresarial

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La tarjeta es gratuita para el cliente y con ella pueda obtener descuentos establecidos por el comercio cada vez que la usa. El descuento se da al consumidor cuando la tarjeta es deslizada en una terminal electrónica semejante al lector de una tarjeta de crédito. De acuerdo con la funcionaria, esta rebaja incentiva al comprador a regresar al establecimiento porque el plástico carece de caducidad, ya que es válido siempre que la tienda sea parte del programa. “Hemos visto que los consumidores regresan una y otra vez al establecimiento”, aseguró. Leither dijo que este programa de descuentos es superior al que ofrecen por sí mismas cadenas de supermercados, porque la tarjeta es válida en comercios de giros diferentes a los abarrotes y es aceptada en restaurantes, tiendas de ropa, florerías, peluquerías, rentadoras de autos y en cualquier establecimiento comercial que la acepte. “Tenemos más de 50 mil comercios afiliados en el país”, dijo Leither. Éxito demostrado Uno de los fielmente convertidos al evangelio de ValeMás es Ramiro Hernández, un empresario mexicano de 46 años, dueño de la tienda de abarrotes Bymore en Saint Paul, Minnesota. La tienda tiene 10 mil pies cuadrados y una década de existencia. De acuerdo con Hernández, el programa de ValeMás ha sido tan bueno, que ha regalado cerca de 10 mil tarjetas a sus clientes y las ha personalizado con su logotipo. El gane para el empresario es que la tarjeta le simplificó su trabajo y le redujo sus costos de publicidad. “Antes tenía frutas y verduras en descuento los miércoles y descuentos del 20 al 30% en el departamento de carnicería”, cuenta Hernández. Cada mes se gastaba en la radio alrededor de $10,000 dólares y además tenía el trabajo de volver a etiquetar el producto y en idear nuevas promociones como regalar tarjetas prepagadas para clientes distinguidos u obsequiar carbón con la compra de cierta cantidad de carne. “Ese trabajo ya no lo tengo que hacer; además, mis ventas aumentaron entre 30 y 40% porque la gente ya no tiene que venir en días de promociones; en cualquier momento tienen su descuento”. Hernández dijo que la rebaja le cuesta a él, pero que gasta menos de lo que le costaba la publicidad. Además, razonó, con la radio se gastaba el dinero viniera el cliente o no; en cambio ahora se lo gasta sólo si el cliente le compra. “He tenido casos de gente que viene de Dakota, de Wisconsin, de Canadá y me enseñan su tarjeta; ellos me dicen que las obtuvieron de sus familiares que se las enviaron por correo”. Ramírez agregó que ahora en lugar de comprar publicidad en radio, donde usualmente se anunciaba, está pagando a alguien para que reparta estas tarjetas en sitios nuevos de la ciudad. La publicidad tradicional la seguirá usando, pero sólo para lanzamientos específicos. De acuerdo con Leither, una vez que lleguen con la tarjeta a todos rincones de Estados Unidos, quizá amplíen el concepto a América Latina. También están considerando la posibilidad de que los teléfonos celulares de los usuarios tengan un código de barras que sólo sea escaneado por un láser en la tienda, con lo que se tendría una plataforma móvil del concepto. Nov/Dic 2010 - 47

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